Amenazantes los olores del
frío, sensuales y atrevidos, fugaces , imperceptibles y repetitivos, pues cuando el hielo del aire quema las manos,
por el ambiente fluyen fragancias, superfluas y libres.
Me desconciertan las hojas
y sus texturas, las hojas que dan vida a esta época, a este día, a este
silencio; rugen mientras camino, se disfruta, se transforma en melodía, tan
solo hace falta sentir lo que busco, tienen ritmo propio, al compás de una
brisa fría.
Contemplo, desde la
soledad, desde mis adentros el horizonte neutro, el plácido cielo despejado pero
sin luz, opaco, transmutado por este otoño desolado.
He decidido sentarme a
observar, mientras atardece y el flujo de bípedos en la calle disminuye, a lo
lejos un hombre corre.
Decido fumar, entumecidas
las manos y la nariz, arropada entre mis rodillas, la mirada fija, la pierna moviéndose,
nerviosa de nada y de todo.
Aquí hay pájaros, aquí hay
lluvia, historias, vinos, aquí hay muerte y vida, aquí todo cambia.
Solo espero, solo estoy,
solo necesito pensar, concentrarme, replantear, aterrizar crecer y volver a
volar.
Ornella Ayelén.
https://www.youtube.com/watch?v=zbjMEUmwp2o
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