miércoles, 24 de abril de 2013

Afán de Ser.


Estas condenada a pasar el resto de tus días agradeciendo... así  “esa mujer” decide cambiar su vida y toma decisiones , “esa” que sumida en la soledad, la desesperanza y las adversidades se arma aun de más de fortaleza al oír esas palabras, decide , de pronto, cambiar su destino, se cuestiona todo, la vida el existir, el querer, el amar hasta el sentir, no entiende el porqué del ser ella, él para que de sus emociones, el cuanto de lo material, no interioriza lo que tiene, pues bien sabe no le pertenece, vaga de forma espontánea por la ciudad, de un lugar  a otro, de los suburbios a un lugar lleno de magia, ese lugar le queda cómodo pero siente que no pertenece ahí, aunque le agrada de sobremanera, no hay identidad, siente arraigo pero no le gusta, decide que su vida está destinada a caminar, a ir dejando huellas en el camino, sin herir ni dañar, es en ese momento que las palabras de aquella persona le hacen sentido. Gracias, dice, por todo y por nada, ese será su destino y su rumbo….
Viajar moverse, ser un nómade, conocer existir, reír y seguir soñando con que todo aquello que le ha sucedido la ha fortalecido, convenciéndose de que las ausencias sirvieron de algo, alegrándose por sí misma, por lo conseguido, por sus triunfos y por los de nada recibidos….
Logra entender que la vida es eso, vivirla, logra darse cuenta que la manera correcta de vivir no es aquella que te dicen, es la que tú eliges y la haga o no feliz, la mantiene y le permite vivir soñando.
En uno de esos tantos viajes, de esas mudanzas que a su paso dejan entre ver recuerdos, papeles, dibujos cartas y fotografías descubre cuanto ha crecido, ve su pasado como el ayer y no le gusta recordarlo, esas cosas lo reviven y la hace recordar que aunque se sintió feliz, le faltaba algo, le faltaba independencia, las deja, en el camino recorrido de a poco se desliga de esos recuerdos “materiales”. El viaje continua, la mujer “esa mujer” no se detiene, ha fortalecido su caparazón, engrosado su huellas;  se siente una tortuga, a paso lento, seguro, encontrando refugio cada vez que lo necesita, se detiene, medita y observa (una práctica que ha adoptado con los años de andanza y que ayudan a darse cuenta cuanto avanza).
Se encuentra, de pronto en un lugar con olores exóticos, planicies inmensas que lo único que la dejan ver es el mar, un cielo casi en su cabeza y un atardecer con colores extraordinarios, vuelve su memoria atrás y ya casi no quedan recuerdos, solo existe la memoria de aquel viaje, fortuito con gente desconocida, hace varios años atrás, que la llevo a ese mismo lugar, acompañada en aquellos años de juventud, en lo que estas descubriendo la vida y fortaleciendo “esas huellas” que la hacen ser “esa mujer”, en esos años descubrió la magia de los colores, la energía de las personas, lo maravilloso del Lago, del viaje, la perfección en las arrugas de un lanchero, el sabor de mariscos de la zona, el ímpetu aventurero de jóvenes, que a diferencia de ella, solo buscaban diversión, en ese viaje, ella quería encontrar paz, lograr valorar aun mas los espacios, las raíces y extrañar;  sintió esa necesidad de necesitar lo que no lo que tenía; pero no sucedió, aun mas, la impulsó a seguir el rumbo. En “ese viaje “ de hace muchos años, su espíritu estaba encerrado en su cabeza, su alma opacada por el dolor y su mente empeñada  en planificar y limitar sus sueños incluso en competir. El entorno la obligaba a hacerlo pero nunca le acomodó y decidió dejar todo por esto, a diferencia de “aquella vez”; ahora,  está sola, pero porque ella lo decidió….
Por la espalda se acerca un ser joven, rebosante de energías de todos los colores, que siempre ha estado silente y esperando su momento, oculto entre somas y dendritas, entre lo gris, lo blanco y las circunvoluciones, encerrado en un cofre lleno de liquido, con tapas soldadas a mano por la vida, que  ha acompañado siempre A “ESA MUJER” y que no envejece, que sin saberlo ha sido el motor de arranque de ella misma; su alma a sido su fiel compañera desde siempre, pero debió refugiarse en su cabeza para que no la rompieran, también busco coraza y encontró una bastante buena, discutía con cuanta neuroglia se le cruzó por el camino, enfrentó al cerebelo para que la ayudara a mantener el equilibrio en los momentos de desbalanceo, batalló por años con las meninges que no la dejaban salir, hasta que descubrió la forma de escapar, no por la cabeza, sino por el corazón, se dio cuenta que en los momentos de plena felicidad “esa mujer” se sentaba a reflexionar, que su corazón latía más rápido y que existían medios de transporte que viajaban por canales inmensos llenos de basura para ser purificados allí donde había aire de tantos lugares, alquitrán de tantos cigarrillos y restos de THC que ni ella sabía de donde provenían, esa era solo una parada, el verdadero escape se daba desde un trozo de musculo que la mantenía viva, por tanto, aquel día, ante esa meditación, se armo de valor y salió, desde el centro de su espalda y descubrió un mundo hostil, petrificado en el tiempo… contempló desde atrás un cuerpo aun joven, lleno de energía, pero notó que estaba vacío, debía volver a entrar pero no podía hacerlo sin antes hacerle saber a “esa mujer” que existía, desde siempre, le hablo al oído y le dijo “-estas aquí, créelo” no temas ya me encontraste.
“Esa mujer” en una necesidad inmensa de respirar absorbe todo el aire sureño que existe a su alrededor de un gran respiro, siente olores únicos e intensos, se pone de pie y camina….
(La próxima parada solo la conoce “esa mujer” sus pies gruesos, su coraza fortalecida y su alma libre).

Ornella Ayelén


1 comentario:

  1. escritos como cafés cargados, libres en la inmortalidad de un segundo.

    Afán del ser, afán del ver..

    Cordiales saludos
    Verborreico.

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