jueves, 25 de abril de 2013

Fiebres de media tarde...

Como si no importara, todo es mas fácil cuando estas acompañado, o mas difícil  a esta altura la fiebre me hace alucinar, mas de lo habitual, por cierto, pero gusta y no gusta.Ese calor parejo que recorre tu cuerpo que es incómodo y placentero, que no se quita al desprenderse de los trapos que te cubren, que es sensible al frío, de forma desmesurada....ese calor que hace sentir hervir el liquido sinovial de tus articulaciones y que fluye, esa sensación de tener un abdomen como una plancha para Churrascos o completos o carnes o lo que sea.
Las manos se humedecen de a poco, sientes el viento en cada extremo de tu pelo, aunque sea la mas leve brisa y te molesta, da frió y esos folículos pilosos te acusan, Algo pasa con tu cuerpo, los ojos te palpitan.¿Conoces esa sensación  le decía al gato, que la miraba mientras su rostro comienza a empalidecer. ¡Maldito Gato! Responde algo...¿Estoy aqui? ¿Aló? ¿Alucino?, las enzimas no pueden funcionar, mis proteínas se desintegran, se desnaturalizan y vuelven a ser esos aminoácidos que no sirven de mucho.
El gato contesta....¡MIAU! mierda, te dices...¿Entendió? y se pone de tu lado y en una sutil caricia, olfatea tus manos, que a estas alturas sudan como si hicieran algún deporte...Sientes sed y desearías que ese gato trajera agua para ti, fría  burbujeante y recién salida de la llave; pero no, solo ronronea ante tus caricias en su lomo...Tienes la sensación que siente tu incomodidad y tu percepción de que un segundo es una eternidad...Los labios se resecan de a poco, a veces debes humedecerlos con la lengua, pero no funciona y se vuelven rígidos, como papel arrugado...Que asquerosa sensación. 
Deseas un cigarrillo; pero sabes que no debes, tus pulmones se destrozarán y tu garganta sentirá ácido pasar hacia el esófago , (que por cierto también siente calor) y tus manos siguen sudando y el gato te mira y a esta altura quieres un café...¡pero no puedes! estas como un estropajo tendido en la cama, sin almohadas, sin colchas sin nada, solo tú y el gato. 
Y te animas, decides que quieres ponerte de pie, pero el gato no te deja, como si supiera que tus piernas se sienten como hilachas, te sientas y decides pararte. !El gato  te sigue¡ miras la escalera, invertida, desafiante y oblicua que espera por una torpeza de tus pasos para tropezar, y sentirte suya, y dejarte ahí  transmitiéndole tu calor. ¡Malvada escalera! . Decides no bajar, no tienes fuerzas y te atemoriza esa escalera, desconocida y oscura. Retomas tu posición y sientes en tu cabeza un estallido... 
A esta altura no sabes que duele, pero duele todo, debes resistir, tu cuerpo debe fortalecerse, y entra otra brisa, y en ese momento estallas en llanto, la fiebre te tiene mal, decides tenderte y dormir, pero no existe forma, el frío, el calor, las brisa el gato y la escalera..
a veces es mejor estar solo ¿O acompañado?...

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